El mundo se está digitalizando a pasos agigantados. Procesos burocráticos y administrativos que antes se realizaban a papel de manera presencial y que, por normal general, podían alargarse durante días, semanas e incluso meses, ahora pueden realizarse en unos instantes y con una gran inmediatez.
Gran culpa de lo anterior se debe en parte a la aparición en los últimos años de la firma digital y la firma electrónica. Aunque a priori muchas personas crean que sus utilidades y su razón de ser son idénticas, no lo son en absoluto.
En este nuevo artículo te explicamos, como expertos en este tipo de procedimientos, sus principales y más significativas diferencias.
¿Qué es la firma electrónica?
El propio portal de la firma electrónica del gobierno de España define la misma como “un conjunto de datos electrónicos que acompañan o que están asociados a un documento electrónico y cuyas principales funciones son: Identificar al firmante de manera inequívoca, asegurar la integridad del documento firmado y asegurar el no repudio del documento firmado”.
De manera simple, podríamos definir la firma electrónica como un “concepto legal” que, a través de un conjunto de datos, sirve para ser utilizada como medio de identificación del posible firmante. A través de la firma electrónica una persona física verifica cualquier proceso o acción por un medio electrónico, quedando registrado todos los datos de interés como la fecha, hora, dispositivo…etc.
Existen tres tipos de firmas electrónicas reconocidas por la agencia tributaria:
- Firma electrónica: la más simple. Su aplicación permite identificar a un firmante. Es la más rápida pero su validez legal se encuentra algo limitada.
- Firma electrónica avanzada: es algo más compleja y tiene más utilidad que la firma electrónica simple. Es aquella que permite identificar al firmante y cualquier cambio a posteriori que se produzca en los datos firmados, está vinculado de manera exclusiva al firmante y ha sido creado por aquellos medios que el usuario puede controlar.
- Firma electrónica cualificada o reconocida: es la que ofrece un nivel de seguridad óptimo pero su uso se encuentra algo más limitado dada la necesidad de disponer de un DNI electrónico. Un ejemplo de la utilización de una firma electrónica, tal y como os explicamos en este artículo, es la firma electrónica de mandatos SEPA o la firma de contratos laborales.